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Planificación estratégica, táctica y operativa: conoce los 3 niveles de planificación estratégica

Las organizaciones exitosas tienen un punto en común: el buen planificación estratégica. Después de todo, para lograr resultados y alcanzar las metas deseadas, es necesario definir estrategias coherentes, alinear objetivos y estructurar planes de acción viables para el negocio. 

Y en este artículo, conocerás los tres niveles de planificación. Son ellos: estratégico, táctico y operacional. 

Vamos a definir el propósito de cada uno, explicar su importancia y mostrar cómo las grandes empresas se beneficiaron con su aplicación adecuada, además de abordar los errores más comunes asociados a las prácticas.

También, vamos a entender cómo las tecnologías e innovaciones impactan el enfoque de la planificación estratégica en las empresas. ¡Buena lectura!

Los tres niveles de planificación

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Estratégico, táctico y operacional. Estos son los tres niveles de planificación que actúan de forma interdependiente y trabajan en sintonía para garantizar el éxito de la organización a corto, mediano y largo plazo.

De forma sucinta, podemos pensar que el nivel estratégico es responsable por la dirección general de la empresa, mientras que el nivel táctico traduce esa dirección en acciones específicas. Ya la planificación de nivel operacional, tiene como papel garantizar que las actividades diarias sean ejecutadas de forma eficiente. Cuando todos los niveles están alineados, la empresa tiene más posibilidades de alcanzar resultados consistentes y una rutina de trabajo fluida. Para simplificar la comprensión de los conceptos, ¿qué tal conocer los detalles y las aplicaciones de cada uno?

Planificación estratégica

El planificación estratégico puede ser considerado el nivel más alto entre los tres, pues envuelve definiciones que impactan la empresa en su totalidad. Su principal objetivo es responder a las preguntas: “¿dónde estamos?” y “¿hacia dónde queremos ir?”. 

Por eso, se relaciona con las directrices generales de la organización, como visión, misión y metas de largo plazo, así como las estrategias clave para llegar allí. También, es en el nivel estratégico donde consideramos los factores externos e internos, como análisis del mercado, competencia, recursos disponibles y competencias de la organización.

Este tipo de planificación prevé cuál será la dirección que la empresa seguirá por un buen tiempo, además de orientar todas las decisiones del liderazgo y de sus representantes durante el período.

Un ejemplo para que entiendas mejor: una empresa de tecnología identifica oportunidades de crecimiento en el mercado internacional. Entonces, establece como visión “convertirse en una de las principales marcas de dispositivos electrónicos del mundo”. Así, define objetivos de largo plazo, como aumentar la participación en el mercado y expandir las operaciones a cinco nuevos países.

Planificación táctica

El planificación táctico se relaciona con la implementación de todo lo que fue definido en el nivel estratégico. Es decir, es aquí donde las metas se convierten en acciones concretas y ejecutables.

Por lo tanto, el principal propósito del nivel táctico es responder a la pregunta: “¿cómo vamos a alcanzar nuestros objetivos estratégicos?”. Para ello, establecemos planes de acción a medio plazo, identificando las actividades necesarias y asignando responsabilidades para cada departamento o equipo de la empresa.

Es el nivel táctico el que va a coordinar las diferentes áreas para que, juntas, alcancen las directrices generales de la empresa. 

Ejemplo: con el planificación estratégico definido, el marketing de la empresa de tecnología desarrolla un plan táctico para alcanzar la expansión internacional. Identifican los países de destino basados en investigaciones de mercado y desarrollan estrategias específicas para cada uno. Paralelamente, el departamento de producción elabora un plan táctico para aumentar la producción en un 30%, garantizando que la empresa tenga capacidad para atender la creciente demanda en los nuevos mercados.

Planificación operacional

El planificación operacional trabaja en las actividades diarias de la organización y se concentra en responder a la pregunta: “¿cómo vamos a ejecutar nuestras metas y planes tácticos?”. Así, debe respetar y reflejar las directrices ya establecidas en los niveles anteriores.

Su naturaleza es a corto plazo y proporciona instrucciones prácticas sobre cómo deben ser ejecutadas las tareas. Esto incluye definiciones de plazos, asignación de recursos y monitoreo del progreso de cada actividad, con el fin de conquistar eficiencia y calidad en las operaciones.

Además, el nivel operacional implica la resolución de problemas del día a día. Por lo tanto, la gestión debe estar preparada para enfrentar imprevistos, tomar decisiones rápidas y garantizar que las operaciones continúen en marcha.

Ejemplo: con las definiciones tácticas, el planificación operacional entra en escena para garantizar la ejecución de las actividades diarias. Los equipos de ventas de la empresa de tecnología comienzan a atender a los clientes internacionales, ofreciendo soporte y garantizando su satisfacción en las compras. En el departamento de producción, el equipo gestiona la creciente demanda. Ellos supervisan el inventario de materias primas, monitorean la eficiencia de la línea de ensamblaje e implementan mejoras continuas en los procesos productivos.

Importancia de los niveles de planificación

Ya hemos visto que es indispensable alinear los 3 niveles de planificación, el estratégico, el táctico y el operativo, para tomar decisiones informadas. Después de todo, cada uno cumple su papel para garantizar acciones alineadas con los objetivos organizacionales y fomentar el crecimiento de la empresa.

La importancia del nivel estratégico, por ejemplo, radica en ofrecer un destino para la organización y evitar que se quede sin rumbo o incluso estancada. De esta manera, es posible enfocar los esfuerzos del equipo, mejorar el rendimiento y calificar las decisiones tomadas, además de adaptarse a los cambios en el entorno empresarial.

Por otro lado, la relevancia de la planificación táctica radica en implementar, de la mejor manera posible, las estrategias preestablecidas. Esto incluye evitar el desperdicio de recursos, distribuir adecuadamente las responsabilidades y garantizar la alineación entre los equipos.

El planeamiento operativo, a su vez, mantiene la atención en todas las actividades diarias de la empresa. Por lo tanto, su importancia es mucho más práctica, como evitar retrasos en la producción, costos excesivos en las operaciones y la insatisfacción de los clientes.

Casos de éxito con los 3 niveles de planificación

Innumerables organizaciones de prestigio en el mercado utilizan, con éxito, la planificación en los niveles estratégico, táctico y operativo. Uno de los casos de éxito más conocidos, incluso, es el de la empresa de tecnología Apple.

A nivel estratégico, Apple definió como visión crear productos innovadores, combinando diseño elegante y funcionalidades avanzadas. A nivel táctico, la empresa desarrolló estrategias de marketing para posicionar sus productos como objetos de deseo y estableció asociaciones para garantizar la disponibilidad de componentes clave. En cuanto al nivel operativo, la compañía se concentró en garantizar la calidad de los productos y establecer una cadena eficiente para satisfacer la demanda global.

Otro ejemplo famoso es el de la cadena McDonald’s. A nivel estratégico, definieron el objetivo de convertirse en la empresa de comida rápida más reconocida del mundo. A nivel táctico, implementaron estrategias de expansión global, adaptando sus productos y operaciones para satisfacer diferentes culturas y preferencias regionales. En cuanto al nivel operativo, McDonald’s estandarizó procesos, capacitación de empleados y controles de calidad, garantizando la consistencia de los productos y servicios en todas sus tiendas.

Errores más comunes

Independientemente del nivel abordado, existen algunos mitos cuando se trata de planificación estratégica. Por lo tanto, es esencial conocer los errores más comunes y evitarlos para garantizar la eficiencia del concepto en su aplicación. ¡Confirme!

  1. Planeamiento estratégico estático: uno de los mitos más comunes es considerar la planificación estratégica como un evento único e inmutable. Por el contrario, es un proceso continuo que requiere revisión y adaptaciones constantes a los cambios en el entorno empresarial. Por lo tanto, lo más recomendable es estar siempre listo para ajustar las estrategias a medida que surjan nuevas oportunidades o amenazas.
  1. Planeamiento estratégico exclusivo para la gestión: la planificación estratégica no es responsabilidad exclusiva del liderazgo. Debe involucrar la colaboración de diferentes niveles jerárquicos y áreas de la empresa. Después de todo, todos pueden contribuir con ideas valiosas para las estrategias de la organización.
  1. Falta de alineación entre los niveles: un error muy común es la falta de alineación entre la planificación táctica y la estratégica. Sin esta sintonía, la empresa puede enfrentar falta de coordinación en sus acciones, desperdicio de recursos y falta de enfoque.
  1. Falta de comunicación y compartir información: la comunicación inadecuada entre los equipos puede generar fallas en la implementación de la planificación táctica. Por lo tanto, es esencial comunicar los objetivos de manera clara a todos los involucrados. Además, compartir información relevante es fundamental para garantizar una implementación eficiente y eficaz.
  1. Falta de monitoreo y control: el nivel operativo necesita control para garantizar que las actividades diarias se realicen correctamente. Después de todo, sin un seguimiento constante es más difícil identificar desviaciones, corregir problemas y garantizar la calidad de las operaciones. Los indicadores clave pueden ser excelentes mecanismos para resolver este problema.
  1. Falta de flexibilidad y adaptación: otro error común es no dejar el planeamiento operativo lo suficientemente flexible para enfrentar imprevistos y cambios. Esta falta de adaptación puede generar retrasos, problemas de calidad y pérdida de oportunidades. Por lo tanto, las empresas deben estar preparadas para ajustar sus operaciones según las demandas y condiciones del mercado.

Impacto de la tecnología

Afortunadamente, la forma en que se realiza la planificación de los niveles estratégico, táctico y operativo está experimentando transformaciones. El motivo radica en el impacto de la tecnología, que es muy positivo para las organizaciones que buscan el éxito orgánico y continuo.

Con la ayuda de software y soluciones tecnológicas adecuadas, es posible contar con datos en tiempo real y herramientas de análisis avanzadas. Por lo tanto, la empresa puede aprovechar información valiosa y precisa sobre el mercado, sus competidores y los clientes de la organización.

Esto facilita la identificación de oportunidades y la formulación de estrategias más coherentes con la realidad de la empresa. Además, la tecnología puede simplificar la coordinación y el alineamiento entre los diferentes niveles de planificación.

De la misma manera, los equipos pueden compartir información con mayor facilidad, colaborar de forma remota y seguir el progreso de los planes en tiempo real. La adopción tecnológica brinda más agilidad a las acciones de la empresa y aumenta la capacidad de adaptación a los cambios del mercado.

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